Sin nada más...

Con las manos vacías me presento al mundo, únicamente ofrezco unas palabras que puedan llegar a la gente que vive aislada de sí misma y ayudar a ver lo que su interior, y el mundo entero, quiere hacerle saber.

lunes, 7 de enero de 2013

No perderé mi inocencia...


Tal vez puedan clasificarse estas fechas como consumistas, sin embargo, me han ayudado a darme cuenta de hay algo en el mundo que se está perdiendo, y, que si llega a perderse, el mundo que conocemos será mucho más gris y deprimente. Eso que nos mueve de niños, eso que nos hace sonreír por detalles insignificantes, que nos hace ser felices por las cosas más absurdas. LA INOCENCIA.

Antes era más fácil tener en ascuas a un niño sobre cuál será el regalo; y ya no solo a un niño, a una persona adulta; o ya no hablando de regalos, cualquier sorpresa era bienvenida, hoy en día es difícil obtener una verdadera muestra de ilusión con un simple detalle, algo inesperado si no es excesivamente material.

Además, no simplemente ese tipo de inocencia. ¿Qué creen que consiguen niños de 14 años yendo a emborracharse? Sin respeto alguno por aquel que pueda ser mayor que ellos, creyéndose reyes en ese mundo en el que viven; porque, personalmente, están perdiendo el tiempo, un tiempo demasiado preciado como para perderlo.

Estas fechas por muy consumistas que resulten, me han demostrado que la inocencia es algo que hay que guardar y revivir, no abandonarla. Yo seguiré disfrutando reviviendo momentos de infancia, una cabalgata, un regalo inesperado o sentarme en un banco con una bolsa de pipas y un grupo de amigos con el que simplemente hablar y poder reírte la mañana siguiente. Esas cosas que siempre me han divertido, con las que he crecido y por las que soy como soy; y cosas que seguiré haciendo y conservaré mi inocencia, porque si el mundo se quiere ahogar en deudas y penas, yo disfrutaré de los pequeños detalles, disfrutaré del mundo que quien no quiera esa inocencia, ha dejado atrás.


Fdo.: ...

viernes, 4 de enero de 2013

Se ha roto el silencio


El silencio se ha vuelto incómodo, hace tiempo que vivo sin escuchar, sentir o transmitir mis pensamientos con notas que resuenen en ese frío silencio. Me decidí a dejarla porque "no era importante", no viviría de ello; me dediqué a escuchar los sonidos del mundo, pero no es lo mismo y al cabo del tiempo se tornaron en ese silencio, al principio soportable, tal vez incluso agradable; pero con el paso del tiempo esa calma hizo mella en mí e hizo que me sintiera un poco más vacío.
Se acabó. Estoy decidido. Todos necesitamos algo en lo que apoyarnos y con lo que evadirnos del destrozado y triste mundo que nos rodea, yo encontré lo que necesitaba y creí que sería malo distraerme con ello, por lo que intenté ignorarlo. Me equivocaba. Necesito expresarme, volver a sentir y hacer sentir.
¿Oyes eso? El silencio se ha roto. Las graves notas vuelven a sonar y retumban en el vacío que había quedado abriéndose paso poco a poco en mi cabeza. No podía dejarlo, ha vuelto.

Fdo.: ...